Himno a la Gran Tonantzin
¿Qué holocausto puede satisfacerme?
Si mis palabras son flor y canto,
y mi aliento lo respira cada creatura.
Mi única ley es el amor, da y recibe amor;
yo eh unido a todas las cosas en
el espíritu del Amor.
que sea tu corazón puro e idealista.
Debes saber que en mí
las cosas florecen y renacen;
y a mi volverán cuando lo decida.
Tú te gestaste en las montañas que son mis caderas,
y te amantaste con los lagos y ríos de mis entrañas.
Como tu buena Madre te tomé de la mano y aprendiste a caminar, escuché tu primeras palabras,
y por mi cantaste esta alabanza:
Vístanse de mil plumas diferentes,
que su Señora viene cabalgando
entre las nubes del cielo,
¡Regocíjate, oh quetzal!
¡Que bailen las creaturas del mar!
El sol y la luna también se hincan
ante tu belleza y bondad mi Señora;
¿Quién como tú?
Grande es tu nombre.
Te alabarán todas los seres;
porque desprecias
al malvado y al injusto,
pero al generoso y al libre,
lo has colmado de
tus bendiciones y tu energía.
Nadie que espera en ti
queda defraudado.
Escuchas por igual al nopal
y al ahuehuete,
al pez y al pescador,
al gusano y a la mariposa,
al venado y al alacrán,
todos son tus hijos.
Tu que amas el amor
y todos los buenos placeres,
y eliminas el odio y la amargura,
tuyo es mi corazón;
y el reino de este mundo
y del siguiente,
¡Que así sea siempre
en el Anáhuac!
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